12.18.2007

margarita o. en silencio.

Margarita O. se queda sola. Por la ventana ve como Gabriel se aleja nuevamente. En sus manos sostiene un tazón tibio de leche recién hervida con un poco de canela. Está frío y húmedo el ambiente que debe transformarse pronto en su hogar.

Antes de irse, Gabriel se acercó a ella y la abrazó con fuerza. MargaritaO. Volvió a sentir el olor de su piel y la calidez de su pecho. –Perdóname, perdóname – susurró en su oído. Ella quiso decirle que no lo odiaba, que seguía amándolo, pero guardó silencio. Quizás era bueno que Gabriel pidiera perdón.

- Jamás quise hacerte daño – dijo. Tenía los ojos húmedos y las ojeras más marcadas que nunca – Perdóname, perdóname, Margarita O- repetía abrazándola con fuerza, como si quisiera hundirla en su carne.

Ella disfrutaba volver a sus brazos y sentir el calor de su cuerpo otra vez. Quería decirle que no importaba, que un beso suyo bastaba para sacarse de la cabeza ese dolor que la consumió cuando se marchó. Quería tomar su mano y sonreírle. Contarle que esperaba y que jamás dejó de amarlo. Tanto quería expresar, pero no lo hacía. Prefirió guardar silencio. Al menos por ahora.